28/01/08

Triada


Bella y triste te descubrí una mañana.
Con un vestido de nieve te observe por la ventana,
Con mis ojos taciturnos y una mente adormecida…
No creí tal maravilla; de tus labios de ambrosia me lanzaste sin aviso,
Un beso en forma de hechizo condenando a ti mi alma.
Eras ya mi mejor musa sin decir una palabra.

Fue en una tarde de invierno, en el día de mis santos,
Rodeado de mil espantos e interne en mis pensamientos.
Me canse de hipocresías, banalidades, tonterías…
Cerré mis ojos con rabia… me perdí en mis fantasías.
Fue en aquel primer instante, de inconciencia absoluta,
Que a pesar de mi inocencia, sentí tus brazos de puta,
Consolar mi sufrimiento. Mujer de mundo y misterios,
me besaste con pasión y ante ninguna mirada…
Cautivaste mi razón.

Era una noche sin luna, tan negra como mi alma y
Acostado ya en mi cama, mantuve los ojos abiertos.
Era una noche de averno, donde nada me importaba,
Me había vuelto un misterio ante el mundo que rondaba…
Estaba lleno de mascaras, de mentiras, de fachadas…
De tristezas de bellezas; no era un hombre, no era nada…
Asexual sin sentimientos.
Había llegado mi fin, pues morir ya deseaba
Y con la mente dispuesta y agallas afiladas,
Lancé un tajo cobarde, cortando el viento y la nada…
Buscando pronto mi muerte.

Pero una voz me detuvo, salida de las tinieblas,
Y con palabras concretas, frenaron con mi arrebato…
“El que abandones el mundo, solo en nosotras recala”
Y mostrando su figura, de recia princesa aciaga,
Atrapo mi corazón y de paso mis entrañas…

Me quede estupefacto; la locura en mi reinaba,
Y para completar la triada; triste y bella, el Silencio…
Y Soledad, apasionada salieron a lado y lado,
De aquella oscura, dama aciaga.


OdrA