26/12/13

CIRCUNSTANCIAS

El sol reinaba en el cielo, imponente en lo mas alto de la bóveda celeste deleitaba por completo a la monumental metrópoli con su luz y calidez. Las nubes eran ausentes y un día
perfectamente azul se presentaba como un oasis veraniego en medio del mas terrible
invierno. Un día cálido en medio de un mes de tormentas, un regalo del astro rey que en la
tierra, recibían con el mayor de los agrados, especialmente en aquel verde y minúsculo rincón llamado Parque 93, en donde la naturaleza subsistía rodeada de un caos de negocios y gente de las mas altas apariencias, pero en el cual, una joven de esplendida belleza disfrutaba con la mas absoluta calma de aquel milagro.

Su mirada se perdía en la inmensidad del cielo y sus ojos claros eran diminutas estrellas
llenas de vida, su rostro mostraba calidez en sus pigmentaciones, sonrojando sus mejillas de una manera suave y delicada. Era mas de medio día y el caos reinante en la tierra creaba contraste con la inmensa calma que se respiraba en lo mas alto. Ella descansaba en la hierba con su cabello castaño formando ondas dispersas por doquier, un largo vestido blanco cubría su cuerpo engalanando su esbelta figura y unos labios rosa reposaban en su rostro mostrando una sutil sonrisa pintada por el mejor de los artistas...

Él la observaba a la distancia, desde que posó sus pies en el parque divisó con su aguda mirada a la mujer que hacia ya un par de meses había robado su corazón; ella, placida y delicada, se limitaba a perderse entre sueños y anhelos en el océano profundo que era en ese instante el infinito cielo. Él camino en silencio, manteniendo sus manos en los bolsillos y sus pensamientos en aquella castaña cabellera que tanto lo hipnotizaba. Ella cerro suavemente los ojos y lleno sus pulmones de un profundo suspiro, al tiempo que una sombra opaco los rayos de sol que acariciaban su rostro. Aquella sutil sonrisa que pintaba de hermosura sus labios se maximizo al profetizar quien se encontraba a su lado. “Dicen por ahí, que no hay mejor maquillaje para una mujer que el que emana del amor mismo que yace en su corazón.”

Ella abrió los ojos, cristalinos como el agua de un manantial y un par de mudas palabras
recorrieron el espacio para ser oídas solo por su caballero acompañante, la mujer levanto su torso mientras que su enamorado se inclinaba para completar el encuentro con un cálido beso nacido de aquel sentimiento.

No muy lejos, aquel joven se mantenía expectante, inmerso en sus pensamientos y con el
corazón latiendo briosamente. No había perdido en su mirar a la bella dama, ni siquiera ante la interrupción de su acompañante y en su rostro la misma expresión de idilio iluminaba sus oscuros ojos. Aquel sentimiento que enloquecía su corazón y confundía su mente seguía intacto, como si fuese indestructible a pesar de las circunstancias. “Dicen por ahí, que el amor mas puro nace del alma y en ocasiones no necesita ser correspondido.”

Él se alejó lentamente, manteniendo las manos en sus bolsillos y una sonrisa clandestina en su mente, mientras que ella, incorporándose encaminaba sus pasos en dirección contraria junto a su fiel enamorado, anónima a las circunstancia que ese mismo día, ella protagonizaba.




OdrA

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